miércoles, 12 de enero de 2011


Después de la lluvia,
el perfume de la angustia
y el sonido del silencio 
que dejás cuando te vas.
Después de no sobrevivir
a las mañanas de ese abril...
nubladas como ninguna más.
Viajo bien adentro,
a la ciudad del desencuentro,
Capital del nuevo centro
del vacío existencial...
Como me desilusionás
cuando amagás y tiroteás
sin terminar las cosas.